Aquí va una nueva remesa de fotos, que van del colorido otoño al blanco y helado y me cago en su padre invierno. También me atrevo a poner unas fotos de mis compañeros para que los conozcáis. No pondré sus nombres para que no estén a la vista de cualquiera que los googlee. Así no hay peligro, creo, porque este blog sólo lo visitáis vosotros. Sería una increíble casualidad. Hoy hemos estado en Filadelfia comiendo en un malayo, que nos ha invitado nuestra coordinadora de las clases de español. Así que esas son las últimas fotos. Bon profit.

Por otro lado, para el que se lo pregunte, creo (no echo las campanas al vuelo) que he superado mi última etapa de agotamiento. Me ha durado un mes, desde que llegué de vacaciones. Hace tres días que estoy mejor, gracias también al descanso de esta semana, en la que no he tenido clase ni miércoles (por la nieve) ni jueves (porque nunca tengo). Hoy he dado mi clase con mucha más alegría, dónde va a parar.

También pude leer más, que El libro de buen amor lo requería. Ya estaba empezando a inundarme la depresión, las ganas de cerrar el chiringuito, etc, etc. Lo mismo de siempre cada vez que me ataca el aplastancio. Sigo dándole vueltas al tema de qué será mejor hacer cuando termine el máster, si continuar con un doctorado (con riesgo de aplastancios periódicos) o volverme pa España, Pepe, que quizás a finales de 2010 ya se haya calmado un poco la crisis. Aunque de todas formas yo iría directamente a presentarme a oposiciones de profe de secundaria. En fin, que nunca me aburro con mis diatribas existenciales.

Vale, me callo. Ahí van las fotos. El que tenga tiempo libre puede pinchar en la foto y dejar un comentario como el que voy a dejar ahora para que sepáis algo más. También se pueden dejar comentarios al final, como siempre.

Actualización (15-2-09): He quitado las fotos de mis compañeros, que no les había pedido permiso para poner los aquí a la vista de todos.