Mundo Dedé

Borradores de la mitad de mí

El sur (de EE UU)

22 comentarios


No voy a enrollarme porque es muy tarde y anoche me levanté para coger el tren de Virginia a Filadelfia a las 3 de la madrugada. Sólo quería contar un poco mis andanzas, que hace siglos que no digo nada, y transcribir un par de textos que escribí en el paraíso en el que he estado, tan relajante. Tan relajante si cierras los ojos y te dejas llevar (como la canción de Antonio Vega, qué palo que se muera así la gente; y yo tan lejos). Mañana salgo para Colombia, el resto os lo contaré a mi vuelta, a poder ser que sea en persona.

No quería ponerme a hacer un recuento exhaustivo de mis vivencias sureñas. Voy a hacer una lista improvisada, que así es más fácil:

– Vi un cartel de ‘Reward’ (Se busca) en la oficina de correos del pueblecito del suroeste de Virginia en el que he estado, casi en Carolina del Norte. El buscado era por un doble homicidio. Un tío rubio, feo.

-Una Harley Davison de trail del ejército llevaba incorporadas dos granadas en el manillar, y balas de gran calibre en el casco del piloto.

-Cada noche, un whip-poor-bill se posaba sobre una piedra del jardín de mis amigos y llamaba a la hembra con el cántico que le da nombre. Por las tardes venían a beber al porche trasero, cual enormes abejorros, varios hummingbirds (algo parecido a un colibrí).

– Cuando veníamos de comer en el molino de maíz (ellos tortas con sirope y yo ensalada -me muero por comer de una puñetera vez), me señalaron un furgón azul. Llevaba presos para que limpien, a punta de fusil, los arcenes de las carreteras. Igual que en las películas.

– Las viajeras negras del tren se reían un montón, a veces horas seguidas. Las blancas de mediana edad parecían brujas. Una negra octogenaria le preguntó a la blanca bruja de dónde era su camiseta desteñida con colores de África. Ella le respondió que no sabía, que simplemente le gustaban los colores. La ancianita le deseó un «viaje seguro». Al rato, a mí también. Todos le respondimos con educación.

–  He visto el Capitolio desde mi ventanilla del tren. Obama estaba tendiendo la ropa. No sé por qué no la tiende en la Casa Blanca. Sería ropa de color.

– Sólo nos hemos cruzado con tres coches y un camión en todo el trayecto de una hora por una carretera interestatal. Eso sí, eran las tres y pico de la mañana.

– La estación estaba en el lugar desde donde se ha distribuido el tabaco a nivel mundial desde hace décadas. La cuna de la tos. También era el cuartel general de los confederados durante la guerra civil.

-He conocido a un indio. Se llama Jim y tiene también sangre irlandesa. Pero él se siente especialmente orgulloso de sus antepasados shawnee, que poblaban todo el Medio Oeste. Había 500 tribus antes del holocausto colonial.

– Ya contaré más, ahora me caigo…

– P.D: He aprobado todo, con buenas notas, milagrosamente.

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Woolwine

Se oye la bocina de un colibrí y el claxon tubular y alado de las 8:45 de la noche en el blanco del porche trasero. Antes, un niño rojo anaranjado, blanco y celeste en sus facciones, diablos mechones tras pompas de jabón que huyen despavoridas a su sonrisa riente de cazador de burbujas.

Habitualmente, los colores del parchís. Y los sabores cuatricómicos de un cómic dulzón, gelatinoso y metálico, marca barras azules y estrellas rojas sobre un fondo blanco. Me escudo un rato bajo otra colcha de colibríes mientras gira la sierra de madera de Carl, todavía recientes los cuchicheos giratorios de Carol, en un lugar donde una persona se multiplica y se divide en relación a dos o tres vecinos más, pasto verde y montañas color horizonte en todas direcciones.

Hay cuadros de matrimonios blancos en mis paredes, fotos de los años 30 hasta ahora, en colores a pesar del nítido blanco y negro de ayer.

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Blue Ridge Mountains

Verde. Verde canas, verde paja, verde vino, amarillo de mayo, morado en la penumbra de las ramas lejanas, pináculos, torrecillas, grandes almohadas de hojas casadas en grupos de lentejuelas, un callado traje de fiesta verde, oxigenado, áureo, orquesta de graznidos, ocas sin motor, piar lejano y cercano y una fila superior de montañas brumosas, gris azulado en contacto con un cielo en capas superpuestas de blancos sucios, tristes, aguados, acuarela refrescante la de esta mañana de primavera.

Se oye un motor a lo lejos, no ha pasado un coche por la carretera en toda la mañana, ayer tres en diez minutos, uno de ellos una margarita roja, voladora, a 40 millas por hora. Tecleo de woodpecker, traqueteo de madera, pájaros que huyen de sus nidos.

22 pensamientos en “El sur (de EE UU)

  1. verde que te quiero verde
    Andrés me gusta mucho pero que mucho tu escritura, me recuerdas a alguien que no recuerdo- ojo es un piropo- me recuerdas a alguien que lei o leía mucho en mi infancia, pero no recuerdo quien. Me gusta esa fornma descriptiva, fresca, tibia, y casi húmeda. Podra ser Marsè? Y te lo digo no comparandote -sino mas bien- elgiandote. deberias publicar en fìsico. Te compro uno.
    Un abrazo

  2. Oswaldo,
    Muchas gracias, me dejas sorprendido, y agradecido. Voy a digerirlo. Estoy en Bogotá, todavía pensando dónde me he metido.

  3. ¡Me siento feliz!
    Leyéndote y leyendo a Oswaldo que habla de tí. Ya me había dicho esas cosas y más, de tí en privado.
    Tu primo Jorge anda también diciendo maravillas de tus últimos escritos.
    Pues, nada; sigue inspirándote, ahora en la tierra del Gabo y ya veremos qué sale.
    Estuvimos: la tía Helia, Ana, Ilva -una amiga venezolana- y yo en el tren republicano y luego en la manifestación en Castellón. Fue muy emocionante ver subir banderas y pancartas en cada estación y oír el himno para arrancar la mani tocado por una cobla de charamites (chirimías). Una larga manifestación y luego comida popular en el parque Ribalta.
    Regreso a Elche en el mismo tren.
    Oswaldo venía con nosotros aunque no le dio tiempo a subir al tren, pero estaba en el andén de todas las estaciones.
    Ahí vamos.
    Acabo de ver cómo Arango le mete un gol al Barça, ya campeón…
    Bueno, besos.
    Yo

  4. Oswaldo es muy generoso, estoy aprendiendo. Respecto a publicar en físico, todavía no encuentro dónde. En los premios o editoriales (una) en los que lo he intentado no ha habido suerte. El próximo intento creo que va a ser a tiro fijo porque necesito verlo publicado. De todas formas tal vez lo envíe a otro premio cuando termine el Prólogo.
    No he entendido bien si Oswaldo estaba físicamente en los andenes republicanos, imagino que hablas en metáfora. De todas formas, la imagen de las banderas me ha puesto contento. La verdad es que lo necesito, me he quedado algo impresionado (otra vez) con la pobreza que se ve en Bogotá. También estoy algo asustado, paso las noches en el apartamento que tenemos en este hostal por miedo a que me pase algo por la calle. Ayer fui a comer con una amiga (Diana) y su novio, que me llevaron también a cambiar dinero. Hoy me he ido a comer yo sólo a Casa Vieja, para celebrarlo. Menudo ajiaco que me he zampado. Estoy a gusto en el hotelito, y mañana llega Teles.
    Besos a todos.

  5. Eres mi héroe , cariñico yo no sé expresarme tan bien como Oswaldo ó tu Paire pero pienso que eres genial, un pedazo de artistazo !!!!!!!!!! y siempre me envuelves!!!! Te deseo un viaje tranquilo por lo que veo aquello está pa»»» pensarselo, ten cuidado, menos mal que llega Teles, disfrutar todo lo que os dejen, te quieroooooooooo!!!! BESOS

  6. AH!!!! No sé porqué, pero no soy lacaratula4 ,???????soy tu hermana Tasha, besicos.

  7. Andrés, estaba, en cada estación, en cada silbato del tren ¿aun silvan los trenes? pero metafóricamente, presenmte pero suspendido. Sabes que tambien soy republicano por convicción, nazariano por devocion, como San francisco con sus pájaros. Pues no temas de Bogotá, no te la pierdas, si te asusta hazte acompañar pero no la pierdas, esa ciudad parece terrible, y lo es, pero tambien tienes sus espacios que descubrir. No temas asustarte, ni te de verguenza tener miedo. eso es de valientes, pero que ese miedo no te haga perder algo que puedas aprender.
    un abrazote
    ah y pateala un rato por mi.

  8. Ahora saldré de nuevo a desasustarme, Oswaldo, seguiré tus consejos.
    ¿me aconsejáis algún sitio a dónde ir? Estoy muy cerca del teatro de La Candelaria.

  9. No creo ser buen guia, pues mis referencia siempre son los bares, habia uno, muy bueno que iba con frecuencia, bueno eran dos en realidad, uno era los versos del pirata y el otro era sain amour, o algo asi, estaban por la zona rosa, como le dicen ellos, ahi me encontraba gente del medio, me gusto tambien ver Bogota desde monserrat, claro subi en una especie de tren que habia, ¿estara aun?, la candelaria tiene tambien sus sitios, ve a la biblioteca, tiene buen material, te recomiendo, si no lo conoces a Caicedo, un escritor caleño, alli puede fotocopiar sus libros.
    cuidate igual, no te confies pero anda, con cautela.
    un abrazo

  10. vagones iban con las banderas republicanas de los viajeros , llenando (por dentro, los trenes ahora van cerrados herméticamente y no se permite nada a la parte de fuera) el ambiente y las almas de los tres colores magníficos, precursores de un mundo mejor. Imaginate, en la estación de Sagunto entraron en el tren un grupo con sus banderas ondeando y se quedó en el anden un abuelete, delgadito pero tieso como un espárrago que permaneció solo cuando los demás subieron. Llevaba en el pecho una pegatina grande con los tres colores y no se que inscripción, no alcanzé a leerla. Enarbolaba su bandera y alzaba el puño izquierdo gritando «Viva la República!» con unas energías que seguramente había estado acumulando durante todo el año para esta ocasión. Se quedó solo en el andén pero ahí permaneció firme , con toda la dignidad de una vida Republicana que se desbordaba de sus labios, de sus pulmones, de su corazón y de cada una de sus células con la elegancia del hombre fiel que sabe lo que quiere.Te aseguro que me lo hubiera agarrado y lo hubiera traido hasta dentro del tren conmigo. Quien dijo que le vejez es decrepitud? No he visto nunca más vida en unos ojos, en un porte en una sonrisa. Cuando el tren arrancó lo fui siguiendo mientras pude verlo y vi mas allá una parejita de jóvenes que miraban hacia su izquierda con una sonrisa de asombro y quizá de ironía pero seguro de sorpresa. El abuelo les estaba dando el mejor testimonio. Más que el mitin del mejor orador político. El viejito permaneció seguro todo lo que duró el paso de tren que era bastante largo, con su postura firme, su bandera ondeando y su puño en alto.
    ¿Por que no fui valiente y le propuse subir y pagarle el trayecto si es que no tenía dinero? Quizá no vivía solo y no podía abandonar todo el día a su compañera, quizá…
    Lo tengo clavado en el alma.
    La llegada a Castellón fue tan impresionante que todavía me herizo al recordarlo. Tiene tre alturas la estación. En lo más alto una pancarta enorme tricolor «POR LA TERCERA REPÚBLICA» portada por los castellonenses nos esperaba y todos los viajeros con sus banderas iban llenando la estación recorriendo las tres alturas y gritando ¡Viva la República». Figurate que eramos 3.000 personas allí dentro, luego en la manifestación 4.500 . ¡El mejor baño de todo el año! Nunca pensé que pudiera sentirme sumergido en esos tres colores, eran mi medio, mi vientre materno, mi aire para respirar y mi luz para ver.
    ¡Que fuerza Nazariana dentro de mi! ¡Que inyección de vida, Andrés!
    Tia Helia

  11. Se me ha perdido toda la primera parte de mi escrito. Este ordenador no avisa por lo visto y corta cuando se cansa.
    Te hablaba de la alegría de tu buen resultado, y de que me había avisado Jorge de lo que le gusta lo que escribes. Yo he disfruto leyendote, como siempre. Que bien todo lo que estás conociendo y de que Teles esté ya contigo. Te quiero.
    Tía Helia.

  12. Tía, tu relato me ha puesto la piel de gallina. Qué imagen más emocionante la del viejo republicano tieso como un espárrago y puño en alto. Sigo pensando que deberías publicar estas cosas que escribes para que las leyera más gente, en el Información. Te las publicarían seguro. Sólo por ser mujer. Además, creo muy sinceramente que estás escribiendo de maravilla. Y no es peloteo, sabes que te digo mi opinión desde los bocetos de tu libro y te he dicho siempre que cada vez lo haces mejor. Si no tienes ganas de dirimir con periodistas (menuda escoria), ¿por qué no escribes otro libro?
    Yo aquí ya más tranquilo desde la llegada ayer de Teles. Anoche incluso nos fuimo por el barrio a tomar una cerveza. Estamos planeando irnos pronto a la playa.

  13. Por cierto, Oswaldo, ayer entré en una de las muchas librerías de Bogotá y me compré ¡Que viva la música!, de Andrés Caicedo.

  14. Andrès. ya descubri de donde viene esa informacion -psico-genetica de tu escritura, ya lo vi todo, y claro que Helia deberia arriesgarse -en el mejor sentido dela palabra- a publicar, es hermoso como maneja la imagen, la detalla con una femeneidad sorprendente, y creo que le publicarian no por ser mujer, andres, sino por lo que escribe. Genial, la tia. Urras helia. Ah que bueno andres, espero que disfrutes a caicedo, a mi me gusta mucho. Si ahi no esta el besacalles, que es un cuento de el, te aconsejo que lo busques.
    un abrazo y te cuidas

  15. Quería decir que seguro que le publican en ese periódico como mínimo por ser mujer. No hay muchas mujeres de su edad que puedan escribir así de bien en un pueblo como el nuestro. Lo digo poniéndome en la mentalidad de los periodista locales, que conozco un poco. Y a veces funcionan por cuotas de discriminación positiva. Pero tienes razón, sólo por cómo escribe deberían abrirle las puertas de cualquier publicación. Aunque yo me inclino porque escriba libros.

  16. Rodeado por tanto escritores y escritora no me atrevo a decir más que:
    ¡Pues, sí! Estoy de acuerdo.

  17. Benedettttttti no ha muerto.
    No morirá nunca.
    No me da la gana.

  18. ¿Transitiva? Explíquese usted mejor, si es tan amable.

  19. Te leo en silencio, por si molesto en esta preciosa intimidad que has creado. Pero tenía que decirte que tu talento ya grita desde cada palabra que escribes. Me alegro de leerte así, tan sabio, tan mágico, tan activo, tan creador. Quédate dentro todos los colores de Colombia, y guárdalos junto a esos momentos de felicidad americanos, que deseo que sean muchos. Estoy muy segura de que en algún momento publicarás grandes libros acordándote de ellos. Un abrazo. Muy orgullosa de ti, Irela.

  20. Gracias Irela por tus palabras, han sido muy reconfortantes. Espero que estés bien.

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