Mi poema principal es que el lunes empiezan las clases. Luego hay otros, son más leves pero igual de poemáticos. Nos han vuelto a decir, con demostraciones prácticas, que demos las clases de español enteramente en español (luego ellos mismos no lo hacen). Pero he llegado a la conclusión de que para hacer eso debería ser un profesional de la enseñanza y no lo soy, soy simplemente un estudiante de literatura al que tienen explotado a cambio de una beca y cuya colaboración permite que las arcas de una determinada institución religiosa ingrese unos 42.000 dólares más al año al no tener que contratar a un profesor más. Sigue leyendo