Guardo silencio durante semanas. Será porque la vida va más o menos encarrilada, hasta el punto de que puedo confesar (con pudor) algún aburguesamiento. El edificio donde vivo, Graystone Place (Sitio de la Piedra Gris); los caserones blancos que hay en la calle de atrás, de los que parece que vaya a salir flotando Mary Poppins en uno de estos días de viento y llovizna que hemos tenido; el club de cricket que tenemos enfrente, al que acuden deportistas de la tercera edad (que dentro de poco será la segunda). Todo ello, junto con mi lavaplatos (usado como escurridor), lavadora, secadora, microondas, alfombras indias, parqué, lámparas de pie, sofás beige en el salón, mesa de comedor para ocho comensales y hasta cuarto de huéspedes (que en su día sería el del servicio), creo que me están acomodando.
Tengo un semestre algo más tranquilo (de momento). Alumnos algo más mayores y sólo dos clases de máster: Novela posmoderna española y Picaresca. Salvo al principio, todo ha ido bien, gracias a que trabajo fuerte lunes y martes y descanso medio miércoles y jueves. Sobre todo agradezco la actitud de mis alumnos, que son gente simpática y participativa, y la humanidad de mis profesores (que no son de los que te masacran, como en otros semestres, con clases caóticas y encima exigentes). Además, me están resultando interesantes, especialmente la primera, que habla de la narrativa que me ha tocado vivir por edad, la de los años 80 hasta ahora.
Hablando de narrativa, he decidio poner punto final a mi libro de relatos: no más cambios ni revisiones, está terminado. Lo que pasa es que la única editorial quizás interesada en publicarlo me ha comunicado que debo estar en España para poner la maquinaria en marcha. El motivo es que deben hacerse presentaciones y para eso no puedo estar viviendo aquí. En fin, de nada ha servido decirles que yo estoy muchos meses al año allá y que podíamos planificar con mucha antelación la publicación y las presentaciones (les dije que podían ser en Madrid y Elche y con un escritor de prestigio que me presentara). Así que he decidido mandarlo a algún concurso a la espera de que me salga algún editor. Y no sé si llevar el libro capítulo a capítulo al taller literario para ver qué opinan mis compañeros, aunque esto último no lo tengo muy claro. Por cierto, esta es la gente de mi taller literario:
Tengo otras fotos que podéis ver, como las que nos hicimos el otro día en Filadelfia el peruano, un chaval de Plasencia que acaba de llegar y yo. Estuvimos haciendo un poco de turismo y fuimos al museo de Filadelfia, que está bastante bien y que el primer domingo de mes sólo tienes que dar un donativo para entrar:
Y para terminar, que ya es domingo y me tengo que preparar la clase de mañana y todavía leer un montón, copio lo último que he escrito (como diría Pablo Carbonell: ¿nos aseguras que es lo último?).
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Veinte versos
Líneas vitalizadas, negras arañas inteligentes deambulan en fila, saltan y bailan sobre un folio blanco buscando quizás su propio significado. Signos oscuros contrastan con la luz del fondo y manchan el silencio y el paraíso de groseras interpretaciones subjetivas al tensar su tela de viscosidad espiritual, pequeños tumores de chocolate entre los edificios humanos levantados para ti y para mí.
Faltan veinte versos para completar lo primero que tengo que decir, palabra más, palabra menos, arañas seleccionadas con cariño aunque prescindibles en la retahíla de trazos negros que soy capaz de poner aquí. No es todo lo que hay, no, ni siquiera es la mitad, o un cuarto, o la décima parte de lo que debería ser, de lo que quedara dicho, plasmado, inscrito, en papeles.
Excepcionalmente, son las dos de la mañana. Tengo la ocasión de decir algo importante, único, lumínico, y no lo digo, me lo callo como un cobarde que grita y se esconde desde un balcón. Eso sí, diré que tienes tantas posibilidades de tenerme a mí como yo a ti. Que los dos jugamos a la pelota mientras hay quien registra la propiedad inmobiliaria, pongamos por caso. Volamos cometas, saltamos a la comba, coleccionamos peonzas en un mundo de sellos y anaqueles y archivadores, listados, bases de datos y tantos por cierto. Los dos sabemos que hay otra manera de decir las cosas, que habla de lo inexpresable más que de lo que publican los periódicos: los cinco puntos cardinales del qué, cuándo, cómo, dónde y por qué. En cambio, son seis las señales de circulación que a veces nos inventamos: peligro que vienen curvas, badén, ciervos sueltos, niños que salen de la escuela. Por favor, sigue imaginando carteles indicadores: entra en mi casa, me encontrarás en la pri primera habitación a la izquierda, en una cama queen size pensada para tres: quizás tú, yo y una almohada cómplice. Girar a la izquierda, vía de doble circulación, cosas que te encuentras en el trayecto hacia mí, lo sabes y no te preocupa. Al contrario, coges tu coche en una madrugada calurosa, pegajosa, lírica, y te plantas en un cerro desde el que divisas mi casa, sólo por el placer de divisarla.
septiembre 13, 2009 en 9:00 pm
Me has emocionado, tío!, no caen las gotas, pero asoman a mis ojos, yo estoy sensible de más, pero lo que escribes …
Me gusta mucho lo que cuentas y como lo cuentas en tu descripción de tu casa, vida, curso y demás, y me alegro de que todo esté por lo menos en paz, ahora solo falta un poco de locura, de diversión, claro que eso no siempre es facil, no?.
Animo, cariño, pa alante!.
Muakkkkkkkkkkk
septiembre 13, 2009 en 10:10 pm
Hermano, me encanta tu textoooooo,es precioso. Pero, veo que estás de pena, que no te va nada bien, que tu casa no te mola…vaya mierda, no?Jo, que mal te lo has montado, en la foto se te ve feiiiiiiiiiiisimo y muy solo, que pena, eh?
Te quiero poquito, poquito, lo justo por el roce.
septiembre 13, 2009 en 10:46 pm
Cris, el otro día salimos los solteros y los que tienen a las mujeres lejos (incluso uno que la tiene cerca). Si a eso se puede llamar desenfreno… Locura seguro que no. Divertido sí fue. En un bar de la América profunda con una banda en directo de versiones, no veas los gallos que pegaba el cantante, qué mal cantaba el tío: y llevaba una chaqueta blanca de lo más roquera, ¡qué horteras son los gringos! Eso sí, mujeres en el grupo no hubo, sin que sirva de precedente.
Por cierto, sí que estás sensible, sí.
Sonia, ¡tú sí que eres guapa! (me he reído con lo del roce, nunca lo había oído, jaja).
septiembre 13, 2009 en 11:07 pm
Hermaaaaaaaaaaanoooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Me esta gustando como se te presenta el curso , me da buen rollito jajaja ,,, Estas guapisimo en las fotos, me da que este es tu año. Lo del lavavajillas de escurridor es porque esta roto??? A mi tambien me encanta el texto y queremos que publiques, a que si Sonia???? Yo tambien te quiero, besooooos.
septiembre 13, 2009 en 11:33 pm
Genial que te hayas quedado con lo del lavavajillas de escurridor, genial (si no, no serías Tasha, ¿verdad?), me parto. Y eso que funciona, lo que pasa es que no tenemos suficiente vajilla para llenarlo y preferimos fregar un par de platos (bueno, ya lo he explicado, quien lea esto…).
Pues voy a ver qué se puede hacer con lo de publicar…
Muchos besos a todas
septiembre 14, 2009 en 11:53 am
Hola volenbaider. Ya veo que te va de pena. Preocupao.
A mi de cine no me va. Me va de teatro que mola un montón… ¡si pagaran…. sería la ostia!
Ayer noche recibí una llamada a eso de las 11:
J.A -¡Felisidades sosio..! (Era José Antonio, de Calandraca.)
Yo-¿Nos han dado el premio en Elda? (Dije yo.)
J.A. -A ti, cabrón, no me digas que no te lo esperabas ¡si estaba cantao, maestro!
Yo -¡No jodas! ¿y nos han dado alguno mas? (Es que estamos acostumbrados a recibir varios cada vez con el ‘No es tan fácil’ que dirigió Helia)
J.A. -Al mejor actor de reparto, ¿a que no adivinas a quién?
Yo -En ‘Huéspedes’ todos son de reparto, tienen todos mas o menos la misma presencia. Pues ¿a Roberto, que ya está acostumbrado?
J.A. -Has fallado. Te quedan dos intentos. ¿No te lo imaginas?
Yo -… … … ¡Emilio Bragado!
J.A. -¡Bingo! Nos vemos ésta semana y lo celebramos y bla, bla, bla… … …
Pues ya ves lo que son las cosas. El de Elda ha sido el primer bolo desde el estreno oficial en el Gran Teatro en febrero.
¡Ah! Cuidado con los lavavajillas que se mosquean por nada si los menosprecias.
Besisimos, profalumno gratuito.
septiembre 14, 2009 en 1:05 pm
¡Enhorabuena, Nasty! Me gustaron las fotos de esa escenografía tan blanca. Me hubiera gustado verlo en directo. A ver si así os salen más bolos a partir de ahora…
Besos, señor.
septiembre 14, 2009 en 4:57 pm
Bueno, pequeño burgués, ya veo que este año te lo has sabido montar bien. Q
septiembre 14, 2009 en 5:05 pm
Que pena que mis vacaciones coincidan con los periodos en los que tú te vienes para España, porque sino no me importaría ser por unos días también una pequeña burguesa. Referente a lo que has escrito es bueno, no te digo que es muy bueno para que así continues progresando adecuadamente y no te lo termines creyendo.
Hoy estoy un poco espesa pues me encuentro en este momento en el trabajo después de haber vuelto el lunes por la mañana de pasar el fin de semana en Jaén. Tengo todavía algo de recasa, pues esto de salir con los primos que beben como cosacos afecta un poco cuando una no está acostumbrada.
Por cierto, guapo, me encanta la gorra que llevas en la foto que te has hecho junto a la bailarina, creo que era una bailarina?Bueno no sé, igual era otra cosa. Un beso guapetón, te veo estupendo.Ciao!
septiembre 14, 2009 en 5:18 pm
Ya no se si ponerme la pamela, coger la boquilla larga y sacar una pierna por la raja de la falda larga, más que la boquilla y ponerme a opinar con los ojos entornaos y la voz engolada.
Mejor tal cual, me parece bueno bueno para un final; y una de las cosas que mas me gustan es como llegas a entregarnoslo, el canbio que nos has ido mostrando en este nuevo curso.
Muy bien así. Casi no me creo que mi dedé este tan bien.
Yo no le entregaría a los compañeros los capítulos. Eso es bastante peligroso, piensa en lo especial que es tu estilo. Estará bien que vayas intentando otras editoriales y no tengas prisa.
Nasty, vales mucho.
septiembre 15, 2009 en 4:02 am
Charo, era una bailarina de Degas. Besos a ti también.
Tía, te he hecho caso, no voy a llevar los capítulos. De hecho creo que ya no me voy a llevar a mí, los lunes son demasiado largos y llego destrozado.
septiembre 16, 2009 en 6:33 pm
Aunque tú y yo hablamos por otros resquicios, me sabe mal no participar de esta promiscuidad comunicativa. Así es que aquí estoy.
Me gusta tu casa nueva y, ya sabes, si no fuera por la puñetera crisis ya estaría ocupando el cuarto de servicio, o, como diría el Nasty, el cuarto de ser vicio, porque ya sabes, más vale ser vicio o ser veza o, incluso ser vantes que no ser nada.
Estoy de acuerdo con Helia, no lleves tu narrativa más que a una editorial.
El Nasty está que se sale con los premios. Se los merece, ya sabemos.
Me encanta tu último -¿en serio?- poema.Me recuerda el soneto de Lope, pero aquí no serían catorce versos sino cuatrocientos… Tu me entiendes.
Bueno, besos promiscuos para todos los concurrentes y concurrentas.
septiembre 16, 2009 en 9:34 pm
Señor padre, ahora este mes todavía está el casero ocupando algunos días esa habitación (por lo que este mes he pagado la irrisoria cifra de 415 dólares gastos incluidos: ojalá fuera siempre así, pero creo que se va a fin de mes). Pero en cuanto se vaya tiene usted un billete a su disposición para que le traiga aquí. Se ve que he hecho un pacto con el diablo (más bien creo que fue una plegaria que me enseñó Sonia hace muchos años -1996, creo- y que hago de vez en cuando y siempre da un resultado increíble: empieza a llover dinero). Así que públicamente le hago esta oferta que podemos discutir en sus más mínimos detalles por otros resquicios.
septiembre 17, 2009 en 10:05 am
¡Coño, qué susto!
Nos resquiciaremos.
Gracias.
septiembre 17, 2009 en 1:44 pm
Hecho.
septiembre 22, 2009 en 11:05 pm
¡Y yo dale que te pego en el dentista!
octubre 8, 2009 en 12:46 pm
Esto está seco.
¿Qué pasa?
Ánimo que quiero enterarme de chismes…
Jajaja.
octubre 8, 2009 en 3:47 pm
Ya sé, no escribo nada. Todo está bien, aunque esta semana he acabado para el arrastre. Menos mal que hoy libro y el viernes empiezo unas vacaciones de una semana (en la que tengo que escribir y leer mogollón).
Pero ahora escribo algo, sí.
octubre 8, 2009 en 7:27 pm
Ya te escribo colateralmente.
Hemos hablado con Doctorado.