-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Jaime Gil de Biedma
Leo sobre un poeta que escribía sobre poetas. Meta literatura, le llaman a eso. Metástasis poética, se me ocurre a mí llamarle, sin (o con pocas) connotaciones mortales. Más bien es una manera de revivirse a costa de los poetas muertos y a la vez fardar un poco de tus lecturas, de todas esas noches solitarias en las que te has sentido menos solo gracias a un libro. En todo caso, de todas esas noches en que no estabas viendo la televisión hasta la bofetada estridente del himno nacional, quiero decir. Hasta la bofetada y quedándote con ganas de más, añadiría a regañadientes. Noches culpables al no estar leyendo debido a un denigrante celo catódico, una zoofilia televisiva que sólo producía crisis pecaminosas. He leído sobre un poeta porque ya no tengo televisión (ni puta falta que me hace).
A los 18 años redacté casi de un tirón un texto, quizás todavía podría recordarlo, sobre duros raíles y férreas cuentas, un poema de amor sobre el amor, pero ante todo sobre el dolor de la distancia que había entre ella y mis clases en la universidad. Cuando en el portal de su casa me confesó que había leído mi “trabajo”, dejé de escribir poesía durante 22 años. No fue premeditado pero pasó todo ese tiempo. Poco a poco, también logré no llevar siempre conmigo una flor hecha con papeles cuadriculados, perfumada por ella. Ni un pañuelo impregnado de su olor a adolescente pulcra y fina. Que siempre recordaré: endulzaron mis viajes de vuelta a Barcelona hasta caer agotado en un sueño. Ahora pienso: para qué. Seguramente (si hay un para qué), para escribir con dolor, con angustia.
Resumiendo un poco, diré que los primeros reportajes los mecanografié en un apartamento de la playa y sobre la playa. Pasaron cinco años, siempre pasan cinco años, y lo intenté con los guiones y los relatos. Uno de ellos todavía anda reclamando mi atención. Lo que no recordaba era que de vez en cuando redactaba un texto casi de un tirón en una libreta de tapas negras y hojas blancas. No lo llamaba poesía, claro está, entonces me daba mucha vergüenza la palabra: no sabía qué nombre tendría lo que había escrito. Siempre quise escribir ficción pero no lo hice en serio, ni en broma, sólo a espasmos puntuales y poco placenteros y con resultados seguramente discretos. Debí tomar el camino directo, filología en vez de periodismo. Aunque el que tomé me llevó a lugares desconocidos para mí.
Es recomendable ponerse un disfraz para recorrer la vida. Un atuendo que te obligue a inmiscuirte en vidas ajenas. Eso es lo que hice gracias al periodismo: unos cuantos viajes y muchas, muchas personas. Entonces agradecí poder entrar sin llamar en lugares y personalidades. Tuve siempre la sensación de ser un espectador privilegiado en cada mundo que visitaba: un campamento a 5.900 metros de una montaña de 8.000, un piso-habitación de refugiados croatas y musulmanes bosnios, el despacho de la presidenta de las Madres de la Plaza de Mayo, el atentado de Puente de Vallecas, el backstage de un concierto de rock mexicano en Chicago, un Chevrolet Impala del 59 a toda velocidad en el camino entre La Habana y Santa Clara para hablar con unos soneros en bicicleta…
Indirectamente también me ha traído a una universidad yanqui fundada en 1842, donde volví a escribir poesía, casi de un tirón, después de 22 años. Los llamo ‘Poemas semiautomáticos’. El sábado los volveré a recitar en público. El jueves habré leído también mis reflexiones sobre un poeta que escribió una novela sobre otros poetas. Mientras, tengo en mis manos, como ya sabes, mi primera publicación de poesía. Para celebrarlo, copio aquí el último texto que he escrito.
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Media neurona
Un momento deslizándose sobre otro y pasan los años. Esto sólo cambia cuando después de tres días deja de llover durante unas horas. Me despego del ordenador y salgo a la calle dentro de mi anorak, cruzo sin prisas los caminos de blanco derretido en el refugio de pájaros de la señora Sharpe, me acerco al lago y observo y me dejo observar por las ocas que apuntan con precisión su pico negro afilado. El agua estaba sucia y quieta. La hierba, mojada. El cielo era carboncillo difuminado. Como de cómic. Me he tomado un café enorme en Bruegger’s que me dura de regreso hasta el banco del jardín sin pájaros, con una única ardilla miedosa, de la señora Sharpe. Se organizan todos los bites de mi cuerpo mientras contemplo con respeto los árboles calvos y secos, se reordena mi respiración de percusión mecánica y se diluye en una sensación aceitosa, lírica, pausada, digamos que cercana a un silencio triste. Me siento bien, el momento (no sé cuál) se ha dejado atrapar y cobra sentido inesperadamente (¿por qué hoy y no hace un año o dos?), sólo porque tu voz suena tan bien estructurada que me rindo a la evidencia, me desarbola, que diría la radio, me intriga e hipnotiza esa sintaxis que sale de tu boca, la ferocidad coherente de tus palabras. Por otro lado no es tan habitual que alguien comprenda lo que otro escribe, y menos que lo disfrute. Más habitual es que lo desprecie o lo ignore. Todavía más espeluznantemente raro es que haya un ingrediente en esas unidades semánticas que desborden alguna emoción en el que lee. Eso es todo, es muy tarde, me voy a dormir. Aquí no pero allá son las 6:37, es fácil decirlo cuando todo el mundo duerme, lo jodido es gritarlo a los cuatro vientos a plena luz del día, sin importarme nada de nada.
marzo 20, 2010 en 2:09 pm
Me encanta verte regresar a la literatura, que es tu vida.
Y no te arrepientas de tus estudios de periodismo; como tu muy bien dices, eso te ha permitido unas vivencias que nunca hubieras tenido con la filología. Tus propias aficiones lectoras han completado tu formación y ahora estás preparado para leer y estudiar otras cosas, y, sobre todo, para escribir.
Lo que escribes tiene mucho que ver con tus experiencias, todas, como le pasa a cualquier escritor: eso que tú ya eres.
marzo 20, 2010 en 2:11 pm
Dedicado a Patri:
Ese «tu» debellevar acento: tú muy bien dices.
marzo 20, 2010 en 2:42 pm
Perdón, Patri: «debellevar» tiene que ir separado: debe llevar.
Ahora creo que está bien.
marzo 20, 2010 en 7:34 pm
Está bien…: «Está bien», está bien. ¿Está bien?
marzo 22, 2010 en 2:49 am
Gracias, te lo agradezco. De todas formas creo que me queda un poquito (bastante). Antes hay que publicar, ¿no? Y para publicar necesitas conseguir que se reconozca tu calidad. Incluso teniendo esa calidad hay quien no consigue que se lo reconozcan nunca. Pero si no la tienes…
marzo 22, 2010 en 10:34 am
Tú con acento, como dice tu paire! Tú proyecta como tu hermano Hector, acuerdate del SECRETO!!!!!! POR CIERTO AYER FUÉ SU CUMPLE, la primavera ya llegó!!!!!!!!!!!! BESOOS TE ECHO DE MENOS HERMANICO!!!!
marzo 22, 2010 en 1:16 pm
Más que proyectar, lo que necesito es escribir. A ver si ahora cuando se pase el festival consigo ponerme, que tendré más tiempo. Besos, Tasha.
abril 2, 2010 en 11:48 pm
Nada, tete, que sigo tu estela. Ahora desde Elche y tras una cenita con Papá, Ana, Oswaldo y Diana. He oído lo del Sí en Miami. Imagino que serás un manojo de cabos sueltos intentando deshacerse en alguna dirección concreta. Te mando un abrazo y besos.
abril 8, 2010 en 5:50 pm
Andres: He oído tu regalo a tu padre. Mol bonic, chiquet, mol bonic. Me ha gustado mucho.
Y el señor le dijo: «Lázaro, levántate y anda», y Lázaro ando bien…
Y dice el otro:»Anduvo idiota…!
Si, si, anduvo idiota un rato pero después ando bien.
Pos anda que tu…
Que tu, que tu, que tu, boorriquito como tu, tururu, que no sabes ni la u, tururu, boorriquito como tu, tururu, yo se mas que tu, que tu, que tu, que tu, que tu, que tu. Y va y dice quetu, nu te muevus u disparu!.
Ahi! de mi, pena mortal, triste campo de soledad…
Dios mio! ¿que era eso que me he tomado…?
¿A mi me lo preguntas?, Yo que se…
Pues tu tambien te has tomado uno.
Pos anda que tu…
Que a gusto estoy con tos mis primicos, coña…!!!!
abril 12, 2010 en 2:03 am
Héctor, perdona por el silencio, a ver si te llamo.
Patri, tómate la pastilla. Me alegra mucho que te hayas reencontrado con la familia.
Besos a los dos.
abril 14, 2010 en 4:29 pm
Oiga, que ¡¡¡¡Viva la república!!!
abril 14, 2010 en 5:50 pm
Menos mal que lo he leído. Por que lo de oiga, es complicado. ¡¡¡¡¡QUE VIVA!!!!
Va uno al medico y le dice:
Doctor, mi mujer no me habla, mis hijos no me hablan, mis empleados no me hablan, mis amantes no me hablan, mis padres no me hablan….
Y le dice el Doctor: «QUE PASE EL SIGUIENTE!
Despues se va a otro doctor y le dice:
Doctor, mi mujer me odia, mis hijos me odian, mis empleados me odian, mis amantes me odian, mis padres me odian, mis amigos me odian…
Y le dice el Dr: ¿Y que quiere que haga yo?
Pero…, me han dicho que usted es el medico del odio…
A lo que dice el Dr: Del oido, hijo, del oido…
abril 14, 2010 en 5:53 pm
Esta usted gordo eh???
Si, como una tapia…
Ese es el de antes
abril 14, 2010 en 6:14 pm
El caso es que debe llevar, pero no lleva… Bueno no se si esto pega ahora pero ahí queda…
Doña Isabel y Don NAzario, el café estaban tomando…….(sigue tu) que no me acuerdo…. Yo solo me acuerdo del huevo de pie…
Hasta luego, y un abrazo a todos los republicanos y a los que no pues……………tambien. Chao…
abril 14, 2010 en 11:56 pm
Abrazos republicanos.
¡Viva la Perrúlica!
abril 15, 2010 en 10:59 am
¡GUAU! Dice Duncan ¡QUE VIVA!
abril 18, 2010 en 6:31 pm
Ayer nos cantamos completico el Isabel y don Nazario, gracias a Jorge, que se lo sabe, pero nome lo hagas repetir, que no me acuerdo.
Nos quedó perfecto el huevo de Colón, de pie!
Fuimos 31 a la mesa, o sea el 1931, como tiene que ser.
abril 19, 2010 en 5:55 pm
Colon fue un hombre
de gran renombre
que descubrió
un mundo nuevo
¡Che fotre! ¿Sera posible? Aquí falta algo…
Pero el huevo lo puso de pie…
Isabel y Don Nazario
el cafes taban tomando (Hincapie)
y llama ron (¿ha dicho ron?) a Colon
para que poca un huevo,…..rracarracarra….,
¡De pie!…
agosto 6, 2010 en 5:23 am
Excelente! me encanto Media Neurona, es un paseo por un paiseje por un sentimiento! q lindo! saludos!